Muy a menudo hablamos de la zona de confort, esa zona que nos retiene y nos limita para lograr aquello que es importante para nosotros. Sin embargo, ¿realmente nos sentimos cómodos cuando no salimos de esta zona?
Digamos que, con el tiempo y nuestras experiencias, aprendemos a desenvolvernos de determinada manera. Os pongo un ejemplo: Si metemos a una rana en una olla de agua hirviendo, tenemos claro que saltará rápidamente. ¿Qué pasa si la introducimos en agua tibia y poco a poco aumentamos la temperatura? Pues que la rana se adaptará a esa situación extrema, ¿Se sentirá cómoda con esa temperatura? Seguramente no pero ha llegado a su zona de confort. Quizás tampoco sienta la necesidad de escapar. Aunque… eso no significa que no vaya a morir.
Algo así nos ocurre a los humanos. Es posible que dudemos y no sepamos al 100% si nuestra zona de confort es, o no es, el lugar en el que queremos estar. Lo que sí sabemos es que hemos pasado toda nuestra vida ahí. ¡Y nos da mucho miedo salir!
Entonces… ¿cómo podemos ser conscientes de que deberíamos tomar la decisión de salir?
Empezaré diciendo que no tiene por qué ser fácil, aunque eso no significa que no merezca la pena. Piensa en aquello que es importante para ti: tus metas, aquello que te planteaste alcanzar y que en algún momento te resignaste a conseguir, en aquellas personas que significan mucho para ti o en aquellos lugares que te encantaría visitar. ¿Está todo esto en tu ese lugar confortable o está fuera?
Cuidado con el miedo
Cuando respondas a la pregunta, plantéate qué te está manteniendo a no salir de esa zona. Si sabes que lo que te importa está fuera, ¿por qué no lo intentas? ¿No será el miedo quien te paraliza? Pues cuidado con este personaje porque te puede hacer creer que no merece la pena. Quedarse en la zona de confort implica evitar sentir miedo y eso suena muy bien. ¿Pero qué acompaña a esta sensación de alivio un tiempo después? La frustración… Pues, cuando el miedo aparece, podemos hacer dos cosas: dejar de luchar por lo que queremos, y así el miedo desaparecerá, o bien, hacerlo con miedo.
¿Qué eliges?
Ludmila Salazar para antoniopadilla.es
Aquí y ahora
A veces es bueno parar para poder seguir
Aquí y ahora
A veces es bueno parar para poder seguir