
me permite ser psicólogo”
¡Hola!, mi nombre es Antonio Padilla y trabajo como psicólogo sanitario en Almería.
Tras licenciarme en psicología por la Universidad de Almería, siguiendo itinerarios en psicología clínica y social, mis intereses siguieron hacia la ayuda y apoyo a personas que sufren por lo que me formé en “Planificación, Intervención, y Evaluación de programas sociales”. Posteriormente, en el área de psicología clínica, realicé el Máster en Terapias Contextuales (Tercera generación) por la UAL, por lo que obtuve la acreditación como psicoterapeuta ACT. Además de obtener un postgrado en intervención familiar sistémica acreditado por la FEATF que complementa mi visión existencial – humanista de la psicoterapia y de la propia vida.
¡Hola! Mi nombre es Ludmila Salazar y soy psicóloga graduada en la Universidad de Almería.
A nivel académico he finalizado el Máster en Psicología General Sanitaria, además de especializarme en áreas como el trauma por la Asociación Española de EMDR. Tras la realización de varios cursos, a día de hoy sigo en constante formación apostando por diferentes ramas de la Psicología, como son la corriente humanista y las terapias de tercera generación.
En cuanto a mi experiencia laboral, he desarrollado mi trabajo colaborando con distintos profesionales de la Psicología. Actualmente desempeño mi profesión con el psicólogo Antonio Padilla apostando por una visión integradora donde el único objetivo es mejorar la vida de las personas.
Y bueno, para mí, ¿qué significa ser psicóloga?
Significa poder entenderte sin juzgarte, darte la oportunidad de que expreses cómo te sientes en un lugar seguro y sobre todo, apoyarte y acompañarte en un proceso que no es fácil. Pero ojo, que no sea fácil, no significa que no sea necesario.
Creo firmemente en el proceso terapéutico y, sobre todo, en el vínculo tan bonito que se crea entre terapeuta y cliente. Así que, si sientes que es tu momento, estaré encantada de acompañarte.

Es la primera vez que vengo al psicólogo…
Vale, ya has dado un paso importante, has empezado de forma voluntaria a encontrar otro tipo de soluciones y a una persona que te pueda ayudar en el proceso de encontrar otro camino. Trataremos entre los dos establecer una buena relación terapéutica, basada en la disponibilidad, el entendimiento y la validación para tener un adecuado contexto de trabajo.
Los psicólogos no son para mí, son una pérdida de tiempo y dinero…
A todos nos puede costar confiar en alguien, quizá contarle cosas que nunca hemos contado, además de no conocer a esa persona. Sentimos vergüenza o miedo y entonces evitamos compartir nuestras vivencias, debajo suele haber mucho dolor y rechazo.
Estoy tomando medicación…
Es posible que vengas con una medicación prescrita, por lo que tendremos que contextualizar la utilidad de tales medicaciones, la forma en la que te pueden ayudar y si están en la línea que tú buscas.
¿Con qué frecuencia hay que venir?
No hay una norma general, cada problema y persona requieren un número de visitas para que algo cambie. Aun así, el compromiso con la terapia es un buen predictor de éxito, de la misma forma que la adherencia a un tratamiento médico también lo es.
¿Cuánto duran las sesiones?
Cada sesión suele durar 1 hora, pudiendo ser adaptadas con el acuerdo de ambas partes.
¿El precio?
El precio es cerrado, no negociable y público. Respecto a si la terapia es cara o no, podemos pensar cuánto cuesta el último móvil que compraste o cuanto gastaste en tu último viaje. En este caso el valor (que no el precio) de la terapia lo otorga cada persona al igual que cada uno decide como invierte el tiempo de su vida.
¿Puedes hablar con otras personas de mi familia?
Por supuesto, a veces los problemas ocurren dentro de un contexto familiar o de pareja y puede que la solución también se encuentre en ese ámbito.
¿Cómo me quito este sufrimiento?
Hay que evaluar lo que está pasando, puede que las estrategias que usas para solucionar el problema no hayan funcionado. Generalmente la solución no se encuentra, sino que se construye o se perfecciona. La eliminación del malestar es consecuencia del cambio de dirección que uno hace.
No voy a poder aguantar sentirme así…
Quizá tengas razón, quizá ese sentimiento de tristeza y ansiedad sea inaguantable, quizá notes como esa lucha no es fructífera para ti y también quizá ese sufrimiento pueda tener otro significado.
Dime que tengo que hacer…
Lo siento, pero no lo sabemos todavía, cada persona es un mundo y cada solución es particular en cada caso, es por eso que poder compartir el proceso de evaluación – intervención desde un rol participativo ayuda mucho a nuestro trabajo.
No sé cómo me vas a poder ayudar…
Sabemos que la desesperanza es un elemento común cuando no vemos salida a nuestra situación, por eso es tan importante ver que es funcional en tú vida y que no, así podemos ir construyendo la solución.
El problema no soy yo…
Es verdad, el problema no eres tú, sin embargo, te afecta a ti, por lo que, aunque no es tú culpa te conviertes en la única persona que puede hacer algo por solucionarlo.
No voy a poder hacerlo eso, yo no soy así…
Lo sabemos, muchas veces asociamos nuestra conducta a lo que pensamos de nosotros mismos, pensamos en lo que somos y no sobre quién somos, esa circunstancia nos puede limitar. Vale, vamos a ver que se puede hacer con ello.
Esa solución no me vale…
Lo sabemos, cuando estamos desesperados buscamos una solución rápidamente, es por eso que no paramos de buscar soluciones milagrosas, pero si paramos un momento podremos tomar conciencia de las consecuencias de lo que hacemos.
Mi vida es muy difícil…
Puede que ahora sea así, pero seguro que no quieres que siga siendo así. Por ello tienes la oportunidad que te da el presente de hacer algo diferente.
Llevo así toda la vida…
Pues significa que has sufrido mucho, quizá sea hora de abandonar esa lucha o enfocarla en otra dirección.